En pocas generaciones se ha pasado de que nuestras abuelas usasen una cesta de mimbre o un carrito durante años a consumir más de 200 bolsas de plástico al año por persona, lo que representa más de 500 billones de bolsas en el mundo.
Todas esas bolsas no pueden evaporarse por sí solas de la faz de la tierra, y las consecuencias para la fauna, la flora, el medioambiente y nosotros mismos lo han agravado, ya que han entrado en la cadena trófica (es el proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica, en la que cada una se alimenta de la precedente y es alimento de la siguiente) por lo que hemos terminado comiendo las bolsas que hemos tirado durante muchos años.
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